Estilo Arquitectónico de la Ciudad
La ciudad de Cuenca está ubicada a 2.500 metros de altitud sobre el nivel del mar y esta asentada en un gran valle dentro de la cordillera de los andes. En la actualidad es poblada por 450.000 habitantes en una superficie de 15730 has. Esta rodeada por cuatro ríos que nacen del nudo del Cajas y que bañan el valle de Tomebamba: el Yanuncay, el Machángara, el Tomebamba y el Tarqui, los cuales han determinado, de cierta manera, los espacios dentro de la ciudad, desde los tiempos de la fundación de Guapondelig, ciudad Cañari. Estos ríos nos solo sirven como referencia geográfica dentro de la ciudad, sino que brindan a los visitantes y residentes espacios de recreación.
La actual ciudad de Cuenca conserva el estilo de construcción española.
El Damerismo o estilo Damero, era el más usado por los europeos en los tiempos de la conquista y permitía organizar las nacientes ciudades de manera rápida y ordenada.
Las calles son trazadas perpendicularmente unas con otras, dibujando una cuadrícula, como en un tablero de ajedrez. Este tipo de organización territorial es posible observarla en la gran mayoría de ciudades del Ecuador, pero la gran ventaja que presentó Cuenca, en cuanto a su orografía, es que esta asentada sobre un valle que es prácticamente plano, lo que facilita aún más esta labor. De ahí que, si tomamos un croquis del centro histórico de la ciudad, veremos que posee forma de un cuadrilatero bastante parejo.
Uno de los puntos sobresalientes de la ciudad lo constituye el Barranco del Río Tomebamba. En este punto se puede apreciar, de manera clara, la forma de construcción de las casas que prácticamente cuelgan de las paredes del barranco. La construcción respetó íntegramente el margen del río, lo que muestra que los arquitectos cuencanos siempre cuidaron la morfología que el valle les ofrecía y no intervinieron sobre ella.
En cuanto a las edificaciones, Cuenca tiene una gran mezcla de estilos de construcción y decoración. Su Centro Histórico está constituido por una ciudad de aires coloniales, pero que es, en verdad, republicana, pues la mayoría de sus atractivas construcciones proceden del siglo XIX. Hay también algunas edificaciones del siglo XVIII, sobre todo los dos conventos de clausura, el de El Carmen y el de la Inmaculada Concepción, parte de la antigua Catedral, y unas pocas casas particulares. Pero lo que resulta particularmente atractivo es el aire homogéneo del conjunto, solo alterado por algunos alardes de chocante modernidad, en edificios de las décadas del 50 y 60, del siglo XX.
Al inicio las edificaciones eran hechas en su mayoría de bahareque, que resultaba de la mezcla de paja, piedras, tierra y agua. Las casas tenían techos de paja y solo alcanzaban un piso de altura. Conforme la ciudad se expandía, se fueron incorporando materiales de construcción como la madera y la teja, y los edificios fueron cada vez más altos. Casas tradicionales con aleros, fachadas que se engalanan con yeserías en forma de guirnaldas o semicolumnas, cenefas y medallones, balcones en madera tallada y hierro forjado, puertas y ventanas que revelan interesantes trabajos en madera e interiores con patios, jardines y salas de techo pintado o de metal policromado.
Cabe resaltar la habilidad de los constructores cuencanos que adaptaron los materiales y costumbres americanas con los estilos impuestos por los conquistadores, lo que resulta en estilos nuevos y únicos en la ciudad de Cuenca, una de las razones para declararlo Patrimonio Cultural de la Humanidad.
Dentro de la construcción de sus templos principales, como las iglesias, encontramos estilos y detalles neoclásicos y barrocos en las fachadas. Materiales como el ladrillo y el mármol se pueden apreciar en las fachadas de la Catedral nueva y de la iglesia de San Blas. También se aprecian obras hechas en base al estilo gótico, con torres altas y detalles puntiagudos. Algunas de las iglesias españolas fueron cimentadas con piedras extraídas de los templos incásicos de la ciudad de Tomebamba.
Las casas de la ciudad histórica se ven adornadas de molduras, pilastras, columnas y capiteles de varios estilos y grados de detalle, unas más humildes y otras más complejas, pero todas mantienen el mismo estilo y dan a Cuenca un efecto arquitectónico armónico y continuo a lo largo de todo el centro.